Actualmente, la situación de vulnerabilidad de los migrantes y refugiados venezolanos desde el brote de la COVID-19 es la misma de cuando decidieron emigrar de Venezuela e incluso se ha incrementado, debido a la paralización de muchos sectores de la economía en todos los países. Muchos han perdido sus trabajo - principalmente en el mercado laboral informal, - y al no contar con los recursos económicos para alimentarse, pagar un arriendo y no tener acceso a programas de apoyo e inclusión, están tomado la difícil decisión de retornar a Venezuela, sin estar interesados en regresar.